Al momento de cambiar de carrera, todos atravesamos momentos de incertidumbre. Hoy puedo decir que realicé el cambio con éxito, y esto me permitió crecer muchísimo en mi carrera profesional y convertirme en líder técnico de equipos en menos de 4 años. Sin embargo, viéndolo en retrospectiva, hay muchas cosas que, de haberlas sabido, me habrían acortado mucho el camino y me habrían liberado de una gran cantidad de estrés.
Por eso, con el objetivo de ayudar a todos los que están transitando ese cambio, compilé una lista de las cosas más importantes que creía o pensaba, y que me hubiese gustado saber en el momento en que estaba dudando si realizar la transición o no. Seguramente vas a leer algunas (o todas) estas cosas y sentirás que a ti también te pasó (o te está pasando). No sos el único. Si es así, te invito a que lo compartas, para poder ayudarte a realizar ese cambio.
Todos tenemos un valor que aportar
Esta es, quizá, el pensamiento (y hasta a veces miedo) más común cuando estamos entrando en un campo profesional nuevo y desconocido: creemos que, como somos nuevos y no tenemos experiencia laboral, no tenemos nada que aportar que haga que nuestro perfil sea de valor, o hasta incluso, de interés. ¡Error!
Si estamos cambiando de carrera profesional es porque, básicamente, venimos de otra carrera profesional anterior, ya sea con formación académica o no. Por lo tanto, por definición, tenemos valores que aprendimos en ese campo anterior. Desde ingeniero civil hasta cajero en un supermercado, todos aprendimos cosas que podemos extrapolar y llevar a nuestro nuevo ámbito laboral. Por ejemplo, si venimos de:
- un ámbito científico, probablemente tengamos la habilidad de resolver problemas, pensar fuera de la caja, tener pensamiento crítico, resiliencia, aprender a resolver los problemas con los recursos que tenemos, y sabemos presentar resultados (tanto a un público idóneo como no especializado).
- la docencia, sabremos impartir conocimientos y comunicar a otros que no tienen el mismo nivel técnico que nosotros. Tendremos cierta empatía (lamentablemente, no todos los docentes lo poseen, jeje).
- un ámbito administrativo, sabremos manejar datos, documentos, planillas de cálculo (aunque en ciencia de datos los volúmenes que se manejan son ampliamente superiores, tenemos las nociones básicas).
- un trabajo de cajero, tenemos contacto con el cliente, relaciones interpersonales, manejo de números, etc.
Estos son solo algunos ejemplos. La lista no es exhaustiva, simplemente busco ejemplificar cómo podemos encontrar algo que sabemos y podemos extrapolar al nuevo campo. Además, al haber trabajado en un área específica (agropecuaria, industrial, médica, química, legal, contable, etc.), podemos virar el barco hacia ciencia de datos, pero permaneciendo en nuestra área de experiencia, así el cambio es más paulatino.
Creo que la idea se entiende, ¿no? Todos tenemos algo que aportar. Obviamente, algunos podrán aportar más que otros y, por lo tanto, el camino será más sencillo, pero de una forma u otra, podemos encontrar algo de valor para aportar.
Hay que ser un experto para trabajar en Ciencia de Datos
Cuando estaba realizando el cambio, creía que para trabajar en ciencia de datos, o en inteligencia artificial, necesitabas tener tres doctorados y haber investigado 20 años (obviamente, es una exageración, pero creía que se necesitaban años y años de formación, como si fuéramos neurocirujanos). ¡Qué equivocado estaba!
Obviamente, para ser un experto, se necesitan muchos años de estudio y práctica. Pero para comenzar, nunca creí que la inteligencia artificial estaba tan al alcance de mi mano. Internet está lleno de recursos (tanto gratuitos como pagos): videos, cursos, libros, tutoriales, repositorios, y hasta incluso plataformas donde podemos jugar y experimentar aunque sepamos muy poco. Esto me dio valor y decidí hacer el cambio. Había mucho que aprender, pero también muchos lados de donde aprender, y gente dispuesta a ayudar. Ahora es mi turno de estar en ese lugar de ayudar.
Así que no sean como yo lo fui. Pidan ayuda, hablen, conecten, estudien, porque hay recursos por todos lados. Eso sí, háganlo con gente que realmente sabe y quiere ayudar. No se dejen engañar por falsos gurús que les venderán “las 10 técnicas para ser un experto en IA y hacerse millonarios”, cuando nunca en su vida han visto un mecanismo de backpropagation.
No voy a conseguir empleo porque no tengo experiencia
Este es otro de los grandes miedos al cambiar de carrera, ya sea a ciencia de datos o a cualquier otra área. La constante amenaza de estar en desventaja frente a gente que está en esto desde hace años nos hace creer que nunca entraremos en el círculo de científicos de datos.
Es cierto, no tenemos forma de competir contra aquellos que llevan años en el área. El problema aquí es que estamos mirando el problema desde el ángulo incorrecto. Imaginemos que comenzamos a tomar clases de tenis. Casi nadie pensaría: “Jamás podré jugar al tenis porque perdería abrumadoramente contra Djokovic o las hermanas Williams”. Nunca se nos ocurriría medir nuestra habilidad contra deportistas de élite. Mediríamos nuestro aprendizaje con nosotros mismos o, a lo sumo, con nuestros pares. En el ámbito laboral pasa lo mismo.
Obviamente, si nos comparamos con gente que lleva 10 años o más trabajando como científicos de datos, nunca conseguiremos su puesto. Pero eso no es lo que estamos buscando. Estas personas ya son Senior, líderes de equipo, managers, líderes técnicos. Nosotros debemos ir por los puestos más juniors. Aunque llevemos años en nuestro campo actual, en ciencia de datos seremos principiantes, y allí estamos todos más o menos al mismo nivel.
Ya estoy viejo para esto
Esto está relacionado con el miedo anterior. Al cambiar de carrera, tendemos a pensar que, ante una oportunidad laboral, las empresas preferirán contratar a los más jóvenes, los menores de 30, porque son “más económicos” y “más moldeables” (sí, escuché esas palabras). Esto puede ser cierto, pero pensemos lo siguiente y recordemos el primer miedo en este artículo.
Como estamos cambiando de carrera, ya llevamos años trabajando en otra área y, por lo tanto, tenemos experiencia y valores que aportar, que alguien más joven aún no tiene (probablemente no tenga experiencia laboral, o si la tiene, es muy poca). Ahí tenemos un diferencial de valor que nos da la experiencia, y puede ser la llave que nos abra las puertas a este nuevo mundo. Es cuestión de saber destacar esa experiencia y ponerla delante de los reclutadores.
Conclusión
Estos son algunos de los miedos más comunes que enfrenté cuando decidí si debía cambiar de carrera o no. Como mencioné antes, esta lista no está completa. Seguramente haya muchísimos más miedos por los que tuve la suerte de no pasar.
Por eso, como mi objetivo ahora es ayudarlos a transitar este cambio de forma más ágil y rápida, quiero que me compartan sus miedos e inquietudes. Así podremos armar una gran lista de miedos, para ayudar a otros que estén en el mismo proceso. Entre todos debemos ayudarnos.